El habitual frenesí de actividad comienza en el silo cuando el Stargate se activa. Tropas armadas ya están tomando posiciones cuando llega la voz por megafonía, “¡Activación extraterrestre!” El ruido de la alarma hace poco por acallar el atronador sonido al estabilizarse el agujero de gusano. Entonces, una voz notablemente aliviada continúa por megafonía, “Recibida la señal del SG-10. Abriendo el iris. Esperen.” Los soldados de guardia no se relajan hasta que ven a las cuatro figuras del SG-10 cruzando la puerta con paso informal. Sin embargo, la tensión vuelve cuando la conversación del equipo se vuelve audible.
-¡No me ignore! - llega la voz del teniente Colville en el momento en que él aparece.
-¡Entonces diga algo inteligente!- responde su comandante, el capitán Moore.
-Dijo que consideraríamos otro rastreo de las huellas.-
-Lo consideré, pero no era necesario.-
-Seyler está de acuerdo conmigo- continúa el soldado, agarrando a su superior.
-Y cuando Hammond les ponga a Seyler y usted al mando, entonces le prestaré atención. ¡Ahora suélteme, Colville!-
Moore se sacude el brazo de Colville, y los dos se enfrentan por un momento hasta que el oficial se separa y baja por la rampa.
-¡Se ha metido en un lío, teniente!-
-¡No me dé la espalda!- Colville levanta su arma, -¡le dije que no me ignorase!- dispara un tiro a la espalda del oficial, y gira para encararse a los guardias, que ahora apuntan sus armas a él.
-¡Que nadie me ignore!- Los otros dos miembros del SG-10 también levantan sus armas, moviéndolas en arco, manteniendo a raya a los guardias, al igual que Colville mientras Moore yace desangrándose.